Visitar Cusco y Machu Picchu es una experiencia inolvidable, pero la aclimatación a la altitud es fundamental para disfrutarla plenamente. La ciudad de Cusco se encuentra a aproximadamente 3,400 metros sobre el nivel del mar, lo que puede causar mal de altura a muchos viajeros. Una de las mejores recomendaciones es llegar unos días antes de comenzar su aventura, permitiendo a su cuerpo adaptarse a la altitud. Durante los primeros días, es recomendable evitar actividades físicas intensas y descansar lo suficiente.
Hidratarse es esencial. Beber mucha agua ayuda a combatir los efectos del mal de altura. Puedes optar por infusiones de hojas de coca, que son tradicionales en la región y se dice que ayudan a aliviar los síntomas. Además, consumir alimentos ligeros y ricos en carbohidratos puede ser beneficioso.
Algunos viajeros optan por medicamentos como el acetazolamida, que ayudan a prevenir el mal de altura. Sin embargo, es importante consultar a un médico antes de tomar cualquier medicamento. La comunicación con los lugareños también puede ser útil, ya que suelen tener consejos valiosos sobre cómo adaptarse a la altitud.
En cuanto a la vestimenta, se recomienda llevar ropa en capas, ya que las temperaturas pueden variar considerablemente a lo largo del día. No olvides llevar protector solar, ya que la radiación UV es más intensa en altitudes elevadas.
Finalmente, una vez que te sientas más adaptado, ¡no dudes en explorar! Desde las calles empedradas de Cusco hasta los majestuosos paisajes de Machu Picchu, cada rincón cuenta una historia. Recuerda que la aclimatación es un proceso personal, y cada viajero puede experimentar síntomas diferentes.
