Visitar Machu Picchu es un sueño para muchos viajeros, y elegir la temporada adecuada puede influir en la experiencia. La temporada intermedia, que abarca de abril a junio y de septiembre a noviembre, es una opción ideal para quienes buscan un equilibrio entre clima y afluencia de turistas.
Durante la temporada alta (junio a agosto), Machu Picchu recibe a una gran cantidad de visitantes, lo que puede hacer que la experiencia sea menos íntima. Sin embargo, el clima es más seco, lo que facilita las caminatas y las vistas panorámicas.
En contraste, la temporada baja (diciembre a marzo) presenta la mayor cantidad de lluvias, lo que puede dificultar el acceso y la visibilidad. Sin embargo, los precios de alojamiento y transporte suelen ser más bajos, y hay menos turistas, lo que permite disfrutar de una experiencia más tranquila.
La temporada intermedia ofrece lo mejor de ambos mundos: un clima generalmente agradable y menos multitudes que en los meses pico. Esto permite a los viajeros explorar las ruinas de manera más relajada y disfrutar de fotografías sin la congestión habitual.
Además, durante esta época, se pueden encontrar festivales culturales, como la celebración del Inti Raymi en junio, que ofrece una visión única de las tradiciones peruanas.
Para quienes planean visitar en temporada intermedia, es recomendable reservar con anticipación, ya que aún puede haber un aumento en la demanda en ciertos períodos. También es aconsejable llevar ropa adecuada para el clima variable, ya que las temperaturas pueden cambiar a lo largo del día.
Otro consejo es iniciar la visita temprano en la mañana para evitar las multitudes y aprovechar la luz del amanecer para maravillarse con el paisaje.
Finalmente, independientemente de la temporada elegida, es vital respetar las normas del parque y contribuir a la conservación de este patrimonio mundial.
