Las ruinas incas son uno de los mayores tesoros culturales de Perú y una parte esencial de la experiencia de viajar a este país. Entre ellas, Machu Picchu se destaca como la joya más emblemática de la civilización inca. Esta antigua ciudadela, situada en lo alto de los Andes, fue redescubierta en 1911 por el explorador Hiram Bingham y desde entonces se ha convertido en un lugar de peregrinación para viajeros de todo el mundo.
Visitar Machu Picchu no solo permite admirar su arquitectura impresionante, sino también sumergirse en la historia de los incas, quienes construyeron esta ciudad en el siglo XV. La mayoría de los turistas llegan a Machu Picchu a través de un viaje en tren desde Cusco, una experiencia que ofrece vistas espectaculares del paisaje andino. Es recomendable reservar los boletos con antelación, ya que el número de visitantes diarios está limitado.
Una de las mejores maneras de explorar las ruinas es unirse a una visita guiada, donde un experto compartirá datos fascinantes sobre la historia y la cultura inca. Además, no te olvides de llevar agua y protector solar, ya que la altitud puede afectar a algunos visitantes. Al caminar por el sitio, observa los intrincados terrazas agrícolas y los templos, cada uno con su propia historia.
El clima en Machu Picchu puede variar, así que es aconsejable consultar el pronóstico del tiempo antes de tu visita. La temporada alta es de mayo a septiembre, cuando el clima es más seco, pero también hay menos turistas en la temporada baja, lo que puede ofrecer una experiencia más tranquila y auténtica.
Además de Machu Picchu, otros sitios incas como Ollantaytambo y Sacsayhuamán también son dignos de visitar. Cada una de estas ruinas tiene su propio carácter y revela diferentes aspectos de la civilización inca. No olvides experimentar la gastronomía local y la calidez de la gente peruana, que enriquecerá aún más tu viaje.
