Machu Picchu, ubicada a más de 2,400 metros sobre el nivel del mar, presenta un clima único que se ve influenciado por su altitud. Esta antigua ciudad inca se encuentra en una zona de alta montaña, lo que provoca variaciones significativas en las temperaturas y patrones de precipitación. Entre los meses de mayo y octubre, el clima es más seco, lo que lo convierte en la mejor época para visitar.
Sin embargo, incluso durante esta temporada, las temperaturas pueden fluctuar entre los 10 °C y 20 °C, por lo que es recomendable llevar ropa en capas. Durante la noche, las temperaturas pueden bajar considerablemente. Por otro lado, de noviembre a abril, la temporada de lluvias trae consigo un aumento en la humedad y la posibilidad de fuertes lluvias, lo que puede afectar las rutas de senderismo y el acceso a la ciudadela.
Es importante tener en cuenta que la altitud también puede provocar el mal de altura en algunas personas. Se recomienda aclimatarse en Cusco antes de viajar a Machu Picchu. Beber suficiente agua y evitar el alcohol y comidas pesadas puede ayudar a minimizar los síntomas. Si experimentas dolores de cabeza o náuseas, es mejor descansar y permitir que tu cuerpo se adapte.
La flora y fauna en Machu Picchu también se ve afectada por la altitud. La vegetación varía desde bosques nublados hasta áreas más secas, lo que significa que podrás observar una amplia variedad de especies de plantas y animales. Además, el amanecer en Machu Picchu es un espectáculo impresionante que vale la pena presenciar, así que considera realizar una caminata al amanecer para disfrutar de esta experiencia mágica.
Por último, recuerda que el clima puede cambiar rápidamente en la montaña, así que siempre es buena idea estar preparado para cualquier eventualidad. Lleva contigo un impermeable y calzado adecuado. Con la planificación adecuada, podrás disfrutar al máximo de tu visita a esta maravilla del mundo.
