Al visitar Machu Picchu, es común que los viajeros deseen escalar tanto Huayna Picchu como la Montaña Machu Picchu. Ambas rutas ofrecen vistas espectaculares, pero presentan diferentes niveles de dificultad y elevación.
La caminata a Huayna Picchu tiene un aumento de elevación de aproximadamente 360 metros desde la entrada hasta la cima. Este ascenso es bastante empinado y puede ser desafiante, especialmente para quienes no están acostumbrados a caminar en altitudes elevadas. A lo largo del camino, los excursionistas pueden disfrutar de la impresionante vista del sitio arqueológico, así como de la vegetación exuberante que rodea el área.
Por otro lado, la Montaña Machu Picchu ofrece una experiencia diferente. Con un aumento de elevación de aproximadamente 600 metros, esta caminata es más larga y menos empinada en comparación con Huayna Picchu. La ruta está diseñada para permitir a los caminantes disfrutar de la biodiversidad del lugar y de las vistas panorámicas que se extienden mucho más allá del famoso sitio inca.
Es importante mencionar que ambas caminatas requieren un boleto adicional, así que asegúrate de reservar tus entradas con anticipación. La cantidad de visitantes es limitada para preservar el entorno, lo que también garantiza una experiencia más tranquila y menos abarrotada.
Consejos para los viajeros: lleva suficiente agua, usa calzado adecuado y no olvides tu cámara. La mejor época para realizar estas caminatas es durante la temporada seca, de mayo a septiembre, cuando el clima es más favorable. Recuerda también que la aclimatación es clave; considera pasar un par de días en Cusco antes de intentar estas caminatas para adaptarte a la altitud.
Finalmente, tanto Huayna Picchu como la Montaña Machu Picchu ofrecen experiencias únicas que complementan la visita a Machu Picchu. Escoger entre las dos dependerá de tu nivel de condición física y de lo que esperas ver desde la cima.