Capturar la majestuosidad de Machu Picchu requiere de ajustes de cámara precisos para aprovechar al máximo la luz y los paisajes que rodean esta maravilla del mundo. Uno de los primeros ajustes que debes considerar es la exposición, ya que la luz puede variar drásticamente entre las horas de la mañana y la tarde. Para las tomas al amanecer, un valor ISO bajo, entre 100 y 200, puede ayudar a evitar el ruido en las imágenes y a obtener colores más vibrantes.
Además, utiliza un diafragma abierto (f/2.8 a f/5.6) para lograr un desenfoque suave en el fondo, destacando así las estructuras incas. Durante el día, especialmente en horas de mayor luminosidad, es recomendable cerrar el diafragma (f/8 a f/11) para obtener una mayor profundidad de campo y asegurar que todos los elementos de la imagen estén enfocados.
La velocidad de obturación también es crucial; para capturas de paisajes, una velocidad lenta (1/60 a 1/125) puede ayudar a capturar la esencia de la bruma que envuelve Machu Picchu. No olvides el uso de un trípode para estabilizar tu cámara, especialmente si planeas tomar fotos en condiciones de poca luz.
Otro consejo importante es hacer uso del balance de blancos. En Machu Picchu, la luz puede ser muy cálida, así que ajusta el balance a la luz del día o utiliza el modo automático para adaptarte a los cambios. También puedes experimentar con filtros polarizadores para resaltar los colores del cielo y reducir los reflejos no deseados.
Finalmente, no olvides explorar diferentes ángulos y composiciones. Captura detalles arquitectónicos, así como la flora y fauna local. La hora dorada, justo antes del amanecer y después del atardecer, ofrece una luz suave que realza la belleza natural del paisaje. Recuerda que cada foto que tomes es una oportunidad para contar la historia de este lugar mágico.
