Machu Picchu no solo es famosa por sus impresionantes ruinas incaicas, sino también por la rica biodiversidad que la rodea. La región alberga una variedad de ecosistemas, desde bosques nublados hasta montañas altas, lo que la convierte en un lugar ideal para observar la vida silvestre.
Uno de los mejores lugares para observar fauna es el Parque Nacional Machu Picchu, donde se pueden avistar especies como el pectoral de montaña, el colibrí de cola de espada y el oso de anteojos. Este último es el único oso nativo de Sudamérica y se encuentra en peligro de extinción, así que es un verdadero privilegio poder verlo en su hábitat natural.
Además, el Camino Inca que conduce a Machu Picchu es un recorrido excepcional para la observación de aves. Durante la caminata, los turistas pueden disfrutar de las melodías de más de 300 especies de aves. Es recomendable llevar binoculares y una guía de aves para facilitar la identificación.
Otro lugar excelente para observar la vida silvestre es la Reserva de Biosfera de Manu, aunque se encuentra un poco más alejada de Machu Picchu, vale la pena el viaje. Esta reserva es hogar de jaguares, tapires y una gran variedad de aves y mariposas, lo que la convierte en un paraíso para los amantes de la naturaleza.
Para maximizar las posibilidades de avistamiento, se aconseja visitar los sitios en las primeras horas de la mañana o al atardecer, cuando los animales son más activos. También es recomendable contratar guías locales que conozcan bien la fauna y flora del lugar.
Por último, no olvides respetar el entorno natural, siguiendo las normas de conservación y no alimentando a los animales. La vida silvestre es un tesoro que debemos proteger para las futuras generaciones.