Visitar Machu Picchu con niños pequeños puede ser una experiencia inolvidable, pero es fundamental tener en cuenta algunas consideraciones de seguridad para garantizar que todos disfruten del viaje. Primero, es esencial planificar la visita con antelación y revisar las condiciones climáticas, ya que la lluvia puede hacer que los caminos sean resbaladizos. Asegúrate de llevar ropa adecuada y calzado cómodo, ya que explorar las ruinas implica caminar por terrenos irregulares.
Además, es recomendable llevar suficiente agua y snacks, ya que los restaurantes dentro del sitio son limitados. Mantén siempre a tus hijos a la vista, ya que algunas áreas son empinadas y pueden representar un riesgo de caídas. Es aconsejable establecer un punto de encuentro en caso de que alguien se separe del grupo.
Considera también la altitud de Machu Picchu, que está a más de 2,400 metros sobre el nivel del mar. Los niños pueden ser más susceptibles a los efectos del mal de altura, por lo que es importante asegurarse de que se aclimaten adecuadamente. Si es posible, pasa un tiempo en Cusco o en el Valle Sagrado antes de visitar Machu Picchu para ayudar a su adaptación.
Recuerda que los caminos dentro del sitio son estrechos y, en algunas áreas, no hay barandillas. Enseña a tus hijos sobre la importancia de mantenerse en los senderos designados y de no correr. También, asegúrate de que comprendan la importancia de cuidar el patrimonio cultural y natural, evitando tocar o escalar las estructuras.
Finalmente, considera contratar un guía turístico que tenga experiencia en trabajar con familias. Esto no solo enriquecerá la experiencia, sino que también proporcionará mayor seguridad y conocimiento sobre la historia y la cultura del lugar.