Cuando viajamos a Machu Picchu, uno de los sitios más icónicos del mundo, es importante tener en cuenta cómo la altitud puede afectar nuestro apetito y digestión. Machu Picchu se encuentra a una altitud de aproximadamente 2,430 metros sobre el nivel del mar, lo que puede causar que algunas personas experimenten el mal de altura o altitud mal. Este fenómeno no solo puede afectar nuestro bienestar general, sino que también puede influir en nuestros hábitos alimenticios.
En general, muchas personas notan que su apetito disminuye en altitudes elevadas. Esto se debe a que el cuerpo está en proceso de adaptación a la menor cantidad de oxígeno en el aire. Por lo tanto, es recomendable que los viajeros consuman comidas ligeras y fáciles de digerir, como frutas, sopas y cereales durante sus primeros días en Cusco y Machu Picchu.
Además, es esencial mantenerse bien hidratado. Beber suficiente agua puede ayudar a mitigar algunos de los efectos negativos del mal de altura y facilitar la digestión. También se sugiere evitar el consumo excesivo de alcohol y comidas muy pesadas, ya que pueden agravar los síntomas del mal de altura.
Los alimentos típicos de la región, como la quinua y las papas, son opciones excelentes que proporcionan energía sin resultar demasiado pesados. También es una buena idea probar el mate de coca, una bebida tradicional que puede ayudar a aliviar los síntomas del mal de altura.
Por último, escuchar a tu cuerpo es clave. Si sientes que tu apetito no regresa o que tienes problemas digestivos persistentes, es recomendable que consultes a un médico o busques asistencia en las clínicas locales. La salud siempre debe ser la prioridad durante tu aventura en este mágico lugar.
