Machu Picchu es uno de los destinos más emblemáticos de Perú y, aunque su acceso puede ser un desafío para los viajeros con movilidad reducida, hay opciones y preparativos que pueden hacer la experiencia más accesible.
En primer lugar, es importante planificar con anticipación. Asegúrate de informar a tu agencia de viajes sobre cualquier necesidad específica relacionada con la movilidad, ya que algunas agencias especializadas en turismo accesible pueden ofrecerte opciones adaptadas.
El viaje a Machu Picchu generalmente comienza en Cusco, donde puedes alojarte en hoteles que ofrezcan accesibilidad. Asegúrate de verificar que el hotel tenga facilidades para personas con discapacidades, como rampas y ascensores.
Desde Cusco, puedes tomar un tren hacia Aguas Calientes, la ciudad base para acceder a Machu Picchu. Algunos trenes, como el Inca Rail y el Peru Rail, cuentan con vagones adaptados para personas con movilidad reducida.
Una vez en Aguas Calientes, el acceso a Machu Picchu puede ser complicado. El sendero hacia la entrada es empinado y puede no ser apto para todos. Es recomendable considerar el uso de un transporte privado o guías que conozcan las mejores rutas.
En el mismo sitio de Machu Picchu, hay algunas áreas que son accesibles, pero muchas de las estructuras son antiguas y no están adaptadas. Es bueno informarse sobre las zonas que puedes visitar antes de tu llegada.
Además, es aconsejable llevar contigo ayudas técnicas como bastones o andadores si los necesitas. Siempre es mejor viajar acompañado, así que considera llevar un amigo o familiar que pueda asistirte durante la visita.
Finalmente, no te olvides de disfrutar de la rica cultura inca y del asombroso paisaje que rodea Machu Picchu. La experiencia es única y vale la pena cada esfuerzo.