El turismo responsable en Perú protege ecosistemas frágiles y apoya los medios de vida locales. La Reserva Nacional Pacaya‑Samiria abarca más de 20.800 km² de bosque inundable y es conocida como la “Selva de los Espejos” por sus cursos de agua reflectantes. Alberga delfines rosados de río, manatíes, nutrias gigantes y un sinfín de especies de aves. El Parque Nacional Huascarán, en la Cordillera Blanca, protege la cadena montañosa tropical más alta del mundo, con 27 cumbres por encima de los 6.000 m y más de 300 lagunas glaciares.

Turismo comunitario

Hospédate con familias en las islas Amantaní o Taquile del lago Titicaca, donde los anfitriones indígenas comparten tradiciones textiles y comidas caseras. Participa en el chaccu anual de la vicuña (ceremonia de esquila) en Pampa Galeras para apoyar el aprovechamiento sostenible de la fibra.

Eco‑lodges y conservación

Elige alojamientos que minimicen el impacto ambiental: busca energía solar, prácticas de reducción de residuos y empleo comunitario. En la Amazonía, alojamientos como los cercanos a Tambopata integran investigación y conservación, guían a los huéspedes por zonas clave de vida silvestre y apoyan la protección del bosque tropical.

No dejes huella

Lleva contigo toda la basura, evita los plásticos de un solo uso, mantente en los senderos señalizados y respeta las distancias de observación de fauna. Contribuye a la conservación donando a ONG locales u ofreciendo tu tiempo como voluntario.

Al viajar de forma sostenible, los visitantes ayudan a que los tesoros naturales y culturales del Perú perduren para las futuras generaciones.