La geología volcánica de Perú hace que aguas cálidas y ricas en minerales afloren en muchas zonas de los Andes. Bañarse en aguas termales no solo relaja, sino que puede aliviar los músculos doloridos tras las caminatas. Los baños termales más famosos están en Aguas Calientes, el pueblo a 2,040 m que creció alrededor de sus pozas y más tarde se convirtió en la puerta de entrada a Machu Picchu. Aquí las piscinas van de 38 °C a 46 °C y se ubican entre bosque nuboso.

Mejores aguas termales

  • Aguas Calientes: Ubicadas en Machu Picchu Pueblo, estas termas ofrecen varias piscinas, casilleros y vistas a la montaña. Acude temprano para evitar aglomeraciones.
  • Termas de Lares: A las afueras del pueblo de Lares, en el Valle Sagrado, estas pozas reconfortan a los senderistas del Lares Trek. Varían en temperatura y tienen vista a laderas en terrazas.
  • Chacapi (Cañón del Colca): Cerca del pueblo de Yanque, las aguas ricas en azufre de Chacapi se encuentran en el fondo de un cañón, brindando calor tras el avistamiento de cóndores.

Retiros de bienestar

Más allá de las aguas termales, Perú ofrece retiros de yoga y centros de sanación. En el Valle Sagrado, los retiros combinan espiritualidad andina con yoga, meditación y dietas a base de plantas. En la Amazonía, los albergues realizan ceremonias de ayahuasca dirigidas por chamanes capacitados (investiga cuidadosamente a los operadores y prioriza la seguridad). En Lima, los spas de lujo en hoteles de alta gama ofrecen masajes con hierbas y sales andinas.

Baños con seguridad

Hidrátate antes y después del baño, limita las sesiones a 20 minutos por vez y evita las aguas termales si estás embarazada o tienes afecciones cardíacas. La gran altitud de muchos baños puede causar mareo: incorpórate lentamente y descansa después.

Para integrar el bienestar en tu itinerario, programa días de descanso entre caminatas exigentes. La combinación de aguas termales naturales, entornos escénicos y retiros holísticos convierte a Perú en un destino ideal para quienes buscan renovación.