Viajar a los imponentes Andes de Perú implica ascender a altitudes muy por encima del nivel del mar, ya sea que estés explorando las antiguas calles de Cusco a 3,400 m (11,152 ft) o haciendo trekking hacia la Montaña de los Siete Colores a 5,200 m (17,060 ft). Los entornos de gran altitud presentan desafíos fisiológicos únicos que pueden causar efectos en la salud desagradables o incluso peligrosos. Entender lo que le sucede a tu cuerpo en altura, cómo reconocer los primeros síntomas del mal de altura y cómo prepararte puede ayudar a asegurar que te mantengas sano mientras disfrutas de las alturas.

Por qué la altitud importa

Cuanto más asciendes, menos denso se vuelve el aire. A 3,050 m (10,000 ft), la presión parcial del oxígeno cae aproximadamente a dos tercios de la que hay al nivel del mar. Esta menor disponibilidad de oxígeno obliga a tu cuerpo a respirar más hondo y con mayor rapidez para mantener una oxigenación adecuada, pero también provoca una cascada de cambios que afectan a todos los sistemas:

  • Presión de aire más baja e hipoxia: Menos moléculas de oxígeno por respiración dificultan que tus pulmones extraigan oxígeno.
  • Desplazamiento de fluidos: La baja presión puede hacer que el líquido se filtre de los capilares hacia los tejidos circundantes, contribuyendo a la hinchazón en los pulmones o en el cerebro.
  • Entorno frío y seco: Las mayores altitudes implican temperaturas más frías y una menor humedad, lo que aumenta el riesgo de deshidratación y de lesiones por congelación.
  • Aumento de la radiación UV: Menos protección atmosférica implica rayos ultravioleta más intensos, lo que aumenta el riesgo de quemaduras solares.

Estos factores de estrés pueden afectar a cualquier persona. No existen demografías—edad, sexo o nivel de forma física—que garanticen inmunidad. Incluso los senderistas experimentados pueden sufrir mal de altura si ascienden demasiado rápido o no se aclimatan correctamente.

Categorías de altitud y efectos sobre la salud

La altitud se divide generalmente en tres categorías, cada una con una carga fisiológica creciente:

  • Altitud elevada (2,500 – 3,500 m / 8,000 – 11,500 ft): La mayoría de los viajeros notará dificultad para respirar y un aumento de la frecuencia cardíaca, especialmente durante el esfuerzo.
  • Altitud muy elevada (3,500 – 5,500 m / 11,500 – 18,000 ft): La aclimatación se vuelve esencial; las formas leves de mal de altura son comunes y comienzan a aparecer las formas graves.
  • Altitud extremadamente alta (>5,500 m / 18,000 ft): La supervivencia humana requiere aclimatación, oxígeno suplementario o ambos.

Tres enfermedades principales relacionadas con la altitud pueden afectar a los viajeros:

Mal agudo de montaña (MAM)

El MAM es la forma más común de enfermedad por altitud, afectando aproximadamente al 25 % de los visitantes que duermen por encima de 2,450 m y hasta al 75 % de las personas que se aventuran por encima de 3,048 m (10,000 ft). Los síntomas suelen aparecer entre 6–24 horas después del ascenso e incluyen:

  • Dolor de cabeza persistente (síntoma característico)
  • Náuseas, vómitos o pérdida de apetito
  • Mareos o sensación de desvanecimiento
  • Fatiga y dificultad para dormir
  • Dificultad para respirar al hacer esfuerzo

El MAM leve no pone en peligro la vida y a menudo se resuelve por sí solo dentro de 1–3 días si se deja de ascender y se descansa. Sin embargo, ignorar los síntomas y seguir ganando altura puede conducir a complicaciones peligrosas.

Edema cerebral de altura (ECA)

El ECA es una condición grave y potencialmente mortal causada por la hinchazón del cerebro. Puede desarrollarse a partir de un MAM no tratado o aparecer de forma repentina. Los signos de advertencia incluyen:

  • Pérdida de coordinación (ataxia)
  • Confusión o desorientación
  • Dolor de cabeza intenso que no se alivia con medicación
  • Alucinaciones o comportamiento irracional

El ECA requiere un descenso inmediato de al menos 300 m (1,000 ft) y tratamiento con oxígeno y dexametasona. Sin atención rápida, puede ser fatal.

Edema pulmonar de altura (HAPE)

El HAPE se debe a la acumulación de líquido en los pulmones y ocurre en aproximadamente el 1 % de los viajeros a altitudes superiores a 4.300 m. Los síntomas incluyen:

  • Tos persistente con expectoración espumosa
  • Dificultad para respirar incluso en reposo
  • Opresión y congestión en el pecho
  • Fatiga extrema e incapacidad para realizar ejercicio

El HAPE puede progresar rápidamente a insuficiencia respiratoria. El único tratamiento eficaz es un descenso inmediato de 600–1.200 m (2.000–4.000 ft) combinado con oxígeno suplementario o el uso de una cámara hiperbárica portátil.

Signos de enfermedad grave por altitud

Busque atención médica urgente si presenta cualquiera de los siguientes: incapacidad para caminar en línea recta, dolor de cabeza intenso o en empeoramiento, confusión, dificultad para respirar en reposo, vómitos persistentes o expulsión de esputo espumoso rosado. Estos pueden indicar HACE o HAPE y requieren descenso inmediato y oxigenoterapia.

Factores de riesgo

La enfermedad por altitud puede afectar a cualquier persona, pero ciertos factores aumentan la susceptibilidad:

  • Ascenso rápido: Volar o conducir desde el nivel del mar hasta altitudes superiores a 2.400 m sin tiempo para aclimatarse supone un riesgo importante.
  • Antecedentes: Si ha sufrido mal de altura anteriormente, es más probable que vuelva a padecerlo.
  • Enfermedades médicas: La insuficiencia cardíaca, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la anemia y el embarazo requieren precaución adicional.
  • Medicamentos y sustancias: Los sedantes, los somníferos, el alcohol y los narcóticos deprimen la respiración y pueden empeorar la hipoxia.
  • Deshidratación y agotamiento: El esfuerzo intenso, el sol caliente y la ingesta insuficiente de líquidos aumentan el estrés en su organismo.

Curiosamente, el asma y la diabetes no parecen aumentar el riesgo de mal de altura, aunque todos los viajeros con enfermedades crónicas deberían consultar a un médico antes de viajes a gran altitud.

Aclimatación: el mecanismo de adaptación del cuerpo

El cuerpo humano puede adaptarse a la gran altitud aumentando la frecuencia y profundidad de la respiración, produciendo más glóbulos rojos para transportar oxígeno y elevando la presión de la arteria pulmonar para reclutar tejido pulmonar adicional. Sin embargo, estos cambios requieren tiempo. La mayoría de los viajeros necesita 2–3 días para aclimatarse cuando se trasladan por encima de los 3,000 m.

Las pautas generales de aclimatación recomiendan pasar dos o tres noches a una altitud intermedia (2,450–2,750 m) antes de subir más y limitar la ganancia de altitud durante el sueño a 300–500 m por día por encima de los 3,000 m. Una vez que alcances los 3,500 m o más, añade un día de descanso por cada 1,000 m ganados.

Seguir la máxima "sube alto y duerme bajo" permite que tu cuerpo se adapte al aire enrarecido durante las caminatas diurnas mientras disfrutas de un sueño más profundo en elevaciones más bajas. Pasar tiempo extra aclimatándose no solo reduce el riesgo de MAM (mal agudo de montaña), sino que también mejora el rendimiento y el disfrute en caminatas como el Camino Inca, Salkantay, Ausangate y Huaraz.

Estrategias de preparación y prevención

La preparación adecuada es la mejor defensa contra el mal de altura. Utiliza las siguientes estrategias para reducir tu riesgo:

Planifica tu itinerario sabiamente

  • Asciende gradualmente: Cuando sea posible, comienza tu viaje en elevaciones más bajas—Lima (al nivel del mar), Arequipa (2,335 m) o Valle Sagrado (2,800 m)—antes de moverte a ciudades más altas como Cusco o Puno. Evita dormir cada noche más de 1,000 ft (300 m) más alto una vez que estés por encima de 10,000 ft.
  • Programa días de descanso: Planifica un día de descanso por cada 1,000 m (3,300 ft) de elevación ganada. Utiliza estos días para exploración suave en lugar de caminatas extenuantes.
  • Sube alto, duerme más abajo: Opta por excursiones de un día a miradores más altos (p. ej., Montaña de los Siete Colores) pero regresa a menor altitud para dormir.
  • Conoce tu ruta: Investiga altitudes y distancias de trekkings como Lares, Choquequirao o Ausangate para planificar paradas de aclimatación.

Hidratación y nutrición

  • Bebe mucha agua: El aire seco aumenta la pérdida de líquidos por la respiración y la sudoración. Apunta a 3–4 litros por día y controla el color de la orina para asegurarte de una hidratación adecuada.
  • Evita el alcohol y el tabaco: Ambos actúan como depresores respiratorios y pueden agravar la hipoxia.
  • Limita la cafeína: Aunque el té o el café moderados pueden estar bien, el exceso de cafeína puede contribuir a la deshidratación y a alteraciones del sueño.
  • Consume comidas ricas en carbohidratos: Los carbohidratos requieren menos oxígeno para metabolizarse que las grasas o las proteínas y ayudan a mantener la energía en altitud.

Medicamentos y suplementos

  • Acetazolamida (Diamox): Tomada 24 horas antes del ascenso y continuada durante tres a cinco días, la acetazolamida ayuda a acelerar la aclimatación estimulando la ventilación. La dosis típica es de 125 mg dos veces al día. Puede causar hormigueo en los dedos o un sabor metálico.
  • Dexametasona: Este esteroide reduce la hinchazón cerebral y puede prevenir el mal de altura (AMS) cuando se toma bajo supervisión médica. Suele reservarse para quienes no pueden tomar acetazolamida o para tratamiento de emergencia.
  • Ibuprofeno: Estudios sugieren que 600 mg de ibuprofeno cada seis a ocho horas pueden reducir los síntomas del AMS y tratar los dolores de cabeza.
  • Remedios naturales: El té de hoja de coca (mate de coca) es popular en las regiones andinas y puede proporcionar una leve estimulación y supresión del apetito. Aunque es seguro para la mayoría de los viajeros, no debe reemplazar la profilaxis o el tratamiento médico.

Consulte siempre a su médico antes de tomar medicamentos, especialmente si padece enfermedades crónicas. Informe a su médico sobre cualquier exposición planificada a la altitud para que pueda recomendar la profilaxis adecuada.

Entrenamiento y acondicionamiento

  • Desarrolle la capacidad aeróbica: El entrenamiento cardiovascular mejora la capacidad de su cuerpo para utilizar el oxígeno de forma eficiente. Actividades como correr, ciclismo, natación o senderismo prepararán sus pulmones y su corazón.
  • Practique senderismo con mochila: Hacer excursiones a altitudes inferiores con una mochila cargada fortalece los músculos que utilizará en altura y le ayuda a marcar su ritmo.
  • Exposición gradual a la altitud: Si es posible, pase tiempo a altitudes moderadas (1,500–2,500 m) antes de su viaje. Algunos atletas duermen en tiendas de hipoxia para adaptarse, aunque esto no es esencial para viajeros recreativos.

En la ruta: Monitoreo y manejo de los síntomas

Manténgase atento a cómo se sienten usted y sus acompañantes. Es crucial reconocer los signos tempranos del mal de altura y tomar medidas:

  • Chequeo diario: Pide a cada persona que valore su dolor de cabeza, náuseas y fatiga en una escala sencilla. Fomenta la comunicación abierta.
  • No ignores un dolor de cabeza: El síntoma clásico del mal de altura (AMS) debe tomarse en serio. Deja de ascender y descansa si te aparece un nuevo dolor de cabeza.
  • Descansa e hidrátate: El mal de altura leve suele solucionarse con reposo, líquidos y analgésicos de venta libre.
  • Bajar de altitud soluciona la mayoría de los problemas: Si los síntomas persisten o empeoran a pesar del reposo y los medicamentos, desciende al menos 300 m y reevalúa.
  • Conoce los procedimientos de emergencia: Lleva un dispositivo de contacto de emergencia, conoce dónde está la clínica médica más cercana y aprende a usar oxígeno portátil o una bolsa hiperbárica si te las proporciona tu operador turístico.
Lista de preparación

• Investiga el perfil de altitud de tu itinerario e identifica puntos intermedios de aclimatación.
• Programa al menos dos noches a una altitud moderada antes de aventurarte por encima de 3.000 m.
• Empaca capas de ropa, incluyendo una chaqueta abrigada, gorro, protector solar y gafas de sol para protegerte del frío y de los rayos UV.
• Mantente hidratado y lleva una botella de agua reutilizable o un sistema de hidratación.
• Lleva medicamentos: acetazolamida, ibuprofeno, un botiquín de primeros auxilios básico y cualquier receta médica.
• Contrata un seguro de viaje que cubra evacuación por gran altitud y atención médica.
• Informa a amigos o familiares de tu ruta y regístrate regularmente.

Destinos de gran altitud en Perú

Muchos de los destinos más espectaculares de Perú se encuentran a gran altitud, cada uno con sus propios desafíos y recompensas:

  • Cusco (3,400 m): La histórica capital inca; aclimátate aquí antes de hacer la caminata a Machu Picchu o a la Montaña de Siete Colores.
  • Lake Titicaca (3,810 m): El lago navegable más alto del mundo; planea pasar una noche en Puno para adaptarte.
  • Huaraz (3,052 m): Puerta de entrada a la Cordillera Blanca y a rutas de trekking como Santa Cruz y la Laguna 69.
  • Ausangate and Rainbow Mountain (5,200 m): Estos trekkings requieren una excelente aclimatación; considera un itinerario de cinco días.
  • Puno to La Paz journey: Largas rutas en autobús cruzan pasos por encima de los 4,300 m; asegúrate de estar aclimatado y mantén agua a mano.

Dondequiera que vayas, respeta la altitud. Escucha a tu cuerpo y prepárate para ajustar tus planes si aparecen síntomas.

Viaje responsable y respeto cultural

La conciencia sobre la altitud no solo afecta tu salud: también influye en las comunidades y los ecosistemas que visitas. Al viajar por las tierras altas de Perú, recuerda:

  • Permanecer en los senderos designados para prevenir la erosión y proteger la delicada flora de gran altitud.
  • Apoyar a guías y negocios locales, que aportan conocimientos invaluables y ayudan a que las comunidades se beneficien del turismo.
  • Respetar las costumbres y rituales locales; las hojas de coca, por ejemplo, tienen un profundo significado cultural en los Andes.
  • Minimizar los residuos llevando tu basura contigo y usando recipientes reutilizables.

Preparándote a fondo y pisando con ligereza, podrás disfrutar de las alturas del Perú mientras las preservas para las generaciones futuras.