Viajar en familia a Perú es una experiencia inolvidable, especialmente cuando se incluye la famosa ciudadela de Machu Picchu. Este antiguo sitio inca ofrece no solo vistas espectaculares, sino también la oportunidad de sumergirse en la rica historia y cultura del país. La mayoría de las familias optan por comenzar su aventura en Cusco, donde pueden aclimatarse a la altitud y disfrutar de su impresionante arquitectura colonial.
La Valle Sagrado es otro destino imperdible, lleno de mercados vibrantes y paisajes impresionantes. Aquí, las familias pueden realizar actividades como el rafting, el senderismo y la visita a comunidades locales, donde se puede aprender sobre técnicas tradicionales de cultivo y artesanía. Estas experiencias no solo son educativas, sino también muy divertidas para los niños.
Para llegar a Machu Picchu, la forma más común es tomar el tren desde Ollantaytambo, que ofrece un viaje pintoresco a través de los Andes. Se recomienda reservar los boletos con antelación, especialmente en temporada alta, para evitar sorpresas. Al llegar a Machu Picchu, las familias pueden optar por unirse a una visita guiada o explorar por su cuenta.
Además, hay rutas de senderismo como el Inca Trail, que requieren un poco más de planificación, pero ofrecen una experiencia única. Es importante llevar agua, protector solar y snacks para mantener la energía durante el día. En el sitio, asegúrate de capturar recuerdos familiares en las icónicas vistas de las ruinas.
Recuerda también que los niños menores de 18 años tienen descuentos en la entrada a muchos lugares turísticos, incluyendo Machu Picchu. La gastronomía peruana es otro aspecto que disfrutarán en familia; no te pierdas platos como el cuy chactado o el ceviche, que pueden ser una aventura culinaria para los más pequeños. Por último, siempre es bueno llevar efectivo, ya que en algunas áreas remotas no se aceptan tarjetas de crédito.
